viernes, 1 de marzo de 2013

ALIMENTACIÓN SANA VS. TENTACIÓN DE FIESTAS = FIESTAS SANAS



ALIMENTACIÓN SANA VS. TENTACIÓN DE FIESTAS = FIESTAS SANAS

Es natural entender que la alimentación que llamamos sana se expone a la tentación de las próximas fiestas.
Este tema está basado en el principio básico de que el alimento es fuente de placer  y desencadena fenómenos sensoriales, “cuando es bueno para el paladar, es bueno para el humor”.
El alimento durante las fiestas es sinónimo de socialización, es afecto, entra en la esfera volitiva y esto se asocia a lo que llamamos espíritu navideño.
Durante estas fechas, el alimento ya no es sólo para cumplir la necesidad básica de alimentarse sino para cumplir los almuerzos y cenas de connotación familiar.
Como consecuencia de que las fiestas giran en torno a la comida, nos encontramos  ante  el problema de que aquellas personas que están cumpliendo una dieta por motivos de salud, experimenten una sensación de exclusión, dificultad o tristeza.

Algunos consejos….
·         El  primer consejo es que la comida no sea el centro de atención de las celebraciones ni para el que las prepara ni para el resto de los comensales.
Esta actitud se basa en darle valor al éxito social de la reunión y en este tema ningún plato será tan sabroso como el afecto que se pone en su preparación y la amabilidad de los comensales. No es el éxito del banquete sino el éxito de la reunión.

·         La moderación es una palabra muy adecuada a este momento.
En general, todos los alimentos son buenos, los problemas surgen cuando la cantidad o frecuencia no son las adecuadas. Una persona sana, si come con moderación, puede disfrutar sin ningún problema de cualquiera de los menús típicos de las fiestas.

·         Elegir menús ligeros , ejemplos:
Entrantes: los aperitivos suelen suponer  un aporte energético importante a evitar. Preparar entrantes ligeros, sin salsas, que contengan mucha verdura y pocas grasas. Las sopas son excelentes aliadas en este ítem.
De primero: Las ensaladas son la mejor opción. Frías o templadas, siempre resultan ligeras, vistosas y deliciosas. Pueden ser  de hongos y langostinos, de espárragos y sepia...
De segundo: Pescados, son los perfectos sustitutivos de las carnes rojas, que son más calóricas. Si se decide  por la carne, elija aquellas con poca grasa, como el pollo o el pavo. No excederse en el consumo de mariscos, debido a que poseen gran cantidad de grasas y de ácido úrico.
            De postre: una macedonia, un sorbete de frutas o una infusión sin cafeína.
·         Beber mucha agua. La idea de las fiestas vinculadas con el aumento de ingesta de alcohol es un factor cultural que debemos cuidar.
Una costumbre que alegra el espíritu pero acarrea “algo más”. A los consabidos efectos perjudiciales para el organismo, se suma el elevado contenido calórico de las bebidas alcohólicas. Es conveniente beber agua a lo largo de todo el día y también en las comidas. De esta forma, conseguimos mantener una correcta hidratación y disminuir el consumo de alcohol y refrescos azucarados.
De consumir alcohol, intente hacerlo dentro de los máximos establecidos (dos copas de vino al día por el hombre y una por la mujer).
Si estas cantidades se excediesen un poco, al igual que con las comidas navideñas, lo fundamental es que se haga en los días señalados de las fiestas pero no en todo el período festivo e inter festivo.
Y, si se consume más de lo permitido se debe seguir el lema de 'si bebe no conduzca', para evitar poner en peligro la salud propia y la de los demás.

·         Una vez haya comenzado el período festivo, las personas sanas pueden comer de todo de lo que sea tradicional, vigilando las cantidades durante los días de celebración, pero los días restantes que quedan entre medias de uno y otro festivo no se debe continuar comiendo de la misma forma. Por esta razón, no es buena opción comer los restos de la cena de Navidad durante los tres días siguientes puesto que en este caso nuestra dieta no está siendo equilibrada. En este caso es recomendable comprar lo ajustado a las comidas que se van a preparar  y sólo para los días de celebración, no llene su cocina de tentaciones para llegar al 6 de enero como rosca de Reyes.
En estas fechas suelen aumentar las consultas de pacientes que se  descompensan debido a los alimentos que han ingerido, poniendo en juego su salud y su vida. No son sólo casos de indigestión o de borracheras, sino que también se incrementa la incidencia de hiperglucemia o de infarto.

·         Un apartado merecen lo turrones y demás dulces típicos de estas fechas. Es más, sin ellos, para muchas personas la Navidad no sería lo mismo, por lo que no parece razonable sacarlos de la celebración. Una dulce tentación en la que si se cae, es recomendable hacerlo con moderación, preferentemente en momentos concretos, por ejemplo, consúmalos el día de Navidad, no lo prolongue a días posteriores y evite el picoteo entre horas, ­ya que aportan un exceso significativo de calorías sin saciarnos.


·         La estrategia más saludable para cuidarse durante estas fiestas consiste en compaginar una alimentación equilibrada con la práctica de ejercicio físico. Las vacaciones no deberían ser sinónimo de sedentarismo. Por el contrario, pueden constituir un momento propicio para iniciar la recuperación de un bajo tono físico. Un consejo especialmente dirigido a las personas con obesidad o sobrepeso. Dar un paseo de al menos 30 minutos es la forma más sana de imbuirse en el ambiente navideño de nuestros pueblos y ciudades. Además de compensar los excesos culinarios, le ayudará a liberar tensiones y a estar más relajado.

·         El valor agregado de lo prohibido. Las personas a las que su especialista les niega participar de estas dietas copiosas, son en muchas ocasiones las que mayor peligro corren de sufrir los posibles malos efectos de la comida. Comen más de lo que no deben al sentir la frustración y la tristeza de no participar de la celebración familiar. Por esta razón, actualmente se recomienda no romper con la tradición que es parte de nuestro conjunto humanístico y cultural.
Las personas diabéticas pueden tomar más cantidad de los alimentos que les está permitido comer (no de los que su enfermedad les impide tomar), pero sin excederse. Lo primero que deben hacer es consultar a su médico y que, en caso de que tomen dulces especiales para ellos, lo hagan siempre con moderación ya que suelen tener un mayor aporte graso.
·         Los niños y los mayores son otros de los grupos que deben controlar lo que ingieren.
 Es fundamental que los más pequeños de la casa, sobre todo si tienen entre dos o tres años, consuman la menor cantidad de grasa posible. Pero sí se les puede dejar que prueben algo de lo que toman los demás.
En ningún caso, ni edad se le debe permitir a los niños que beban alcohol.
·         Si tuviéramos que resumir en un mensaje final, diríamos: moderación, moderación y moderación… y recordar el valor de las fiestas,  no radica en el banquete sino en el valor afectivo que la hará agradable y recordable.
“Que tu alimento sea tu medicamento” escribía Hipócrates 450 antes de Cristo.

Dr. Rafael Spagnuolo