ALIMENTACIÓN SANA VS. TENTACIÓN DE FIESTAS = FIESTAS SANAS
Es natural entender que la alimentación que llamamos sana se
expone a la tentación de las próximas fiestas.
Este tema está basado en el principio básico de que el
alimento es fuente de placer y desencadena
fenómenos sensoriales, “cuando es bueno para el paladar, es bueno para el humor”.
El alimento durante las fiestas es sinónimo de
socialización, es afecto, entra en la esfera volitiva y esto se asocia a lo que
llamamos espíritu navideño.
Durante estas fechas, el alimento ya no es sólo para cumplir
la necesidad básica de alimentarse sino para cumplir los almuerzos y cenas de
connotación familiar.
Como consecuencia de que las fiestas giran en torno a la
comida, nos encontramos ante el problema de que aquellas personas que están
cumpliendo una dieta por motivos de salud, experimenten una sensación de
exclusión, dificultad o tristeza.
Algunos consejos….
·
El primer
consejo es que la comida no sea el centro de atención de las celebraciones ni
para el que las prepara ni para el resto de los comensales.
Esta actitud se basa en darle valor al
éxito social de la reunión y en este tema ningún plato será tan sabroso como el
afecto que se pone en su preparación y la amabilidad de los comensales. No es
el éxito del banquete sino el éxito de la reunión.
·
La moderación es una palabra muy adecuada a este
momento.
En general, todos los alimentos son buenos,
los problemas surgen cuando la cantidad o frecuencia no son las adecuadas. Una
persona sana, si come con moderación, puede disfrutar sin ningún problema de
cualquiera de los menús típicos de las fiestas.
·
Elegir menús ligeros , ejemplos:
Entrantes: los aperitivos suelen suponer un
aporte energético importante a evitar. Preparar entrantes ligeros, sin salsas,
que contengan mucha verdura y pocas grasas. Las sopas son excelentes aliadas en
este ítem.
De primero: Las ensaladas son la mejor opción. Frías o templadas, siempre resultan
ligeras, vistosas y deliciosas. Pueden ser de hongos y langostinos, de espárragos y
sepia...
De segundo: Pescados, son los perfectos sustitutivos de las carnes rojas, que son más
calóricas. Si se decide por la carne,
elija aquellas con poca grasa, como el pollo o el pavo. No excederse en el consumo de mariscos, debido a que poseen gran
cantidad de grasas y de ácido úrico.
De
postre: una macedonia, un sorbete de frutas o una infusión sin cafeína.
·
Beber mucha agua. La idea
de las fiestas vinculadas con el aumento de ingesta de alcohol es un factor
cultural que debemos cuidar.
Una costumbre que alegra el
espíritu pero acarrea “algo más”. A los consabidos efectos perjudiciales para
el organismo, se suma el elevado contenido calórico de las bebidas alcohólicas.
Es conveniente beber agua a lo largo de todo el día y también en las comidas.
De esta forma, conseguimos mantener una correcta hidratación y disminuir el
consumo de alcohol y refrescos azucarados.
De consumir alcohol, intente hacerlo dentro de los máximos establecidos
(dos copas de vino al día por el hombre y una por la mujer).
Si estas cantidades se excediesen un poco, al igual que con las comidas
navideñas, lo fundamental es que se haga en los días señalados de las fiestas
pero no en todo el período festivo e inter festivo.
Y, si se consume más de lo permitido se debe seguir el lema de 'si bebe
no conduzca', para evitar poner en peligro la salud propia y la de los demás.
·
Una vez haya comenzado el período festivo, las
personas sanas pueden comer de todo de lo que sea tradicional, vigilando las
cantidades durante los días de celebración, pero los días restantes que quedan
entre medias de uno y otro festivo no se debe continuar comiendo de la misma
forma. Por esta razón, no es buena opción comer los restos de la cena de
Navidad durante los tres días siguientes puesto que en este caso nuestra dieta
no está siendo equilibrada. En este caso es recomendable comprar lo ajustado a las
comidas que se van a preparar y sólo
para los días de celebración, no llene su cocina de tentaciones para llegar al
6 de enero como rosca de Reyes.
En estas fechas suelen aumentar las consultas de
pacientes que se descompensan debido a los
alimentos que han ingerido, poniendo en juego su salud y su vida. No son sólo
casos de indigestión o de borracheras, sino que también se incrementa la
incidencia de hiperglucemia o de infarto.
·
Un apartado merecen lo turrones y demás dulces
típicos de estas fechas. Es más, sin ellos, para muchas personas la Navidad no
sería lo mismo, por lo que no parece razonable sacarlos de la celebración. Una
dulce tentación en la que si se cae, es recomendable hacerlo con moderación,
preferentemente en momentos concretos, por ejemplo, consúmalos el día de
Navidad, no lo prolongue a días posteriores y evite el picoteo entre horas, ya
que aportan un exceso significativo de calorías sin saciarnos.
·
La estrategia más saludable para cuidarse
durante estas fiestas consiste en compaginar una alimentación equilibrada con
la práctica de ejercicio físico. Las vacaciones no deberían ser sinónimo de
sedentarismo. Por el contrario, pueden constituir un momento propicio para
iniciar la recuperación de un bajo tono físico. Un consejo especialmente
dirigido a las personas con obesidad o sobrepeso. Dar un paseo de al menos 30
minutos es la forma más sana de imbuirse en el ambiente navideño de nuestros
pueblos y ciudades. Además de compensar los excesos culinarios, le ayudará a
liberar tensiones y a estar más relajado.
·
El valor agregado de lo prohibido. Las personas a
las que su especialista les niega participar de estas dietas copiosas, son en
muchas ocasiones las que mayor peligro corren de sufrir los posibles malos
efectos de la comida. Comen más de lo que no deben al sentir la frustración y
la tristeza de no participar de la celebración familiar. Por esta razón,
actualmente se recomienda no romper con la tradición que es parte de nuestro conjunto
humanístico y cultural.
Las personas diabéticas pueden tomar más cantidad
de los alimentos que les está permitido comer (no de los que su enfermedad les
impide tomar), pero sin excederse. Lo primero que deben hacer es consultar a su
médico y que, en caso de que tomen dulces especiales para ellos, lo hagan
siempre con moderación ya que suelen tener un mayor aporte graso.
·
Los niños y los mayores son otros de los grupos que
deben controlar lo que ingieren.
Es fundamental
que los más pequeños de la casa, sobre todo si tienen entre dos o tres años,
consuman la menor cantidad de grasa posible. Pero sí se les puede dejar que
prueben algo de lo que toman los demás.
En ningún caso, ni edad se le debe permitir a los
niños que beban alcohol.
·
Si
tuviéramos que resumir en un mensaje final, diríamos: moderación, moderación y
moderación… y recordar el valor de las fiestas, no radica en el banquete sino en el valor
afectivo que la hará agradable y recordable.
“Que
tu alimento sea tu medicamento” escribía Hipócrates 450 antes de Cristo.